domingo, 7 de julio de 2013

Algunas notas sobre el personalismo


El personalismo es una corriente filosófica que pone en el centro de su atención a la persona humana. Surge en los años 30’s tras la crisis cultural europea de la modernidad, el positivismo y el cientificismo que siguió al rápido desarrollo de la ciencia experimental. El personalismo pretende ser un camino de esperanza frente al desastre del capitalismo y del marxismo, al individualismo, así como a las doctrinas totalitarias de izquierdas y derechas. Es una filosofía práctica que nace del interior de la persona y se proyecta hacia lo trascendente y hacia los otros.

Es cierto que el cristianismo ha colocado al ser humano en un lugar destacado dentro de algunos sistemas filosóficos, como ocurrió en el tomismo. Sin embargo, los límites antropológicos del neotomismo empobrecían y minusvaloraban la vida interior de la persona, los sentimientos y la interpersonalidad. La  sólida fundamentación ontológica de la realidad objetiva aristotélico-tomista debía abrir la puerta al subjetivismo personalista como vía de acceso a la verdad, no como algunos pudieron entender preludio del relativismo. Las novedades que se derivan de esto son:
  1. Existe una distinción radical entre cosas y personas. El hombre es un ser con un valor tal que le impide ser considerado como cosa. La intimidad aparece como oposición a la cosificación.
  2. Introducción de la afectividad como parte esencial de la persona. Los sentimientos y emociones pasan a formar parte de la reflexión filosófica de la misma manera que lo han hecho en la filosofía clásica la inteligencia y la voluntad.
  3. La persona está ordenada a la relación interpersonal, la sociabilidad y la familia. La persona se realiza a sí misma en la donación, el diálogo y la comunión con otras personas. Este carácter dialógico supone un rechazo frontal al colectivismo y al individualismo.
  4. El ser humano es capaz de alcanzar el conocimiento objetivo de la realidad, y a él se accede de forma subjetiva. Sin embargo, el hombre no es capaz de conocer toda la realidad, sino que queda una puerta abierta al misterio y a la trascendencia. El hombre conoce que la verdad es cognoscible y a la vez trascendente.
  5. Fe y cultura están en diálogo.
  6. El cuerpo y la sexualidad son ahora temas de reflexión filosófica.
  7. La filosofía tiene una aplicación práctica que se refleja en la sociedad.
El personalismo se desarrolló hasta los años 70’s, momento en el cual fue asfixiado por ciertas corrientes culturales pasajeras como el movimiento del 68, el marxismo y la crisis postconciliar. Las secuelas de estas corrientes nos han sumido en un indiferentismo narcótico que se plastifica en el imperio del relativismo y en un utilitarismo que tiñe las relaciones interpersonales en la familia, la vida social, los mass media y las relaciones comerciales y políticas.

Ante un panorama plagado de alternativas, pero estructuralmente vacío, el hombre de hoy busca con fuerza el sentido de su vida, mira en su interior y su vista quiere dirigirse a lo más alto, a lo noble, a lo grande, a lo trascendente… aunque las lentes que el mundo nos da, a veces nos hagan volver a mirar hacia abajo. Se da cuenta de que ocupa un lugar en el mundo y de que su existencia y su acción no pueden separarse de los demás, de la justicia y del deber moral de construir un mundo mejor. Descubre en definitiva la tarea de ser persona.

Todo esto hace que no se pueda hablar del personalismo como una escuela cerrada, sino más bien como una corriente de pensamiento que engloba a distintos autores. El primero que se denominó a sí mismo como personalista, fue el francés Emmanuel Mounier. Otros pensadores destacados fueron Gabriel Marcel, Jacques Maritain o Karol Wojtyla. Más adelante escribiré sobre algunos autores concretos. Algunas notas del pensamiento de E. Mounier queizás nos ayuden a comprender el prisma de la filosofía personalista:

Según él, su obra no persigue hacer libros, sino hacer hombres; ni ocupar el ocio, sino comprometer vidas. Mantuvo que existen tres dimensiones fundamentales en el hacerse de la persona:
  1. La vocación. Consiste en descubrir el lugar y la misión en el mundo de cada persona.
  2. La encarnación. Nos hace arrojarnos fuera de nosotros mismos  para preocuparnos de los problemas del mundo y de nuestros semejantes.
  3. La comunión. Expresa la dimensión social y oblativa de la persona. Sólo dándose a los demás el hombre se encuentra a sí mismo. 
La filosofía ha pasado del plano especulativo al práctico. La reflexión sale del propio hombre y mira hacia lo trascendente para encontrarse con los otros. La felicidad no viene de las cosas, sino del encuentro.

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